miércoles, 21 de mayo de 2014

“Ahora en el CNI están un poco mosqueados”

David R. Vidal un informático  que acabó siendo espía y reclutando informadores por todo el mundo.




La publicación de su libro “Diario de un Espía” ha sido la excusa perfecta para poder conversar con David Rodríguez Vidal que justifica este salto a la arena editorial porque detectó que “había una cierta incultura en el funcionamiento de los servicios de inteligencia”. Y animado por el enigmático Antonio Salas, al que ayudó en sus investigaciones.


Y es que la experiencia de Vidal dentro del CNI, nos permite una nueva perspectiva:“El espía no es tan de película” nos dice distinguiendo entre el trabajo de informes y oficina, y el de las “misiones”, este último con riesgos evidentes y no exento de emoción pero “sin dar saltos de un lado para el otro”. 

Porque la mayoría de los periodistas tenemos la puñetera manía de importar a James Bond para nuestras conversaciones. “Hay que ser seductores pero no en el aspecto de ligar pero sí para sonsacar información pero realmente se trata de pasar desapercibidos, recoger la información y que nadie lo sepa” sostiene David R. Vidal.


"Nunca tuve interés por este tema, ni me gustaban las películas"


Tiene muy claro que el espía se hace y no nace uno con ese destino. Y como ejemplo se pone el mismo: “Nunca tuve un interés especial por este tema, ni siquiera me gustaban las películas ni leía novelas de espionaje”.

Reconoce que alguna vez se preguntó que hacía metido en ese follón de los servicios secretos, pero la cosa no fue a mayores y su trabajo para el CNI perduró durante años. “Ahora en el CNI está un poco mosqueados” confiesa. En la cúpula de los servicios de inteligencia no les gusta libros  que salgan a la luz libros como el suyo, que aunque no ponen en riesgo la seguridad nacional si arrojan luz sobre un oficio que vive en la sombra.



"Hay muchos espías detrás de la pantalla de un ordenador"


“Yo reclutaba gente” señala David, con suma tranquilidad. Efectivamente que reclutó gente y llegó a tejer una red de informadores en 16 países del mundo. Un trabajo emocionante, en el filo de la navaja en algunas ocasiones, pero cuenta con los dedos de la mano las veces que se acompañó de una pistola:”“Solo llevé un arma encima en cuatro o cinco ocasiones”.


Este informático que se convirtió en un espía, hoy dirige Global Chase y sigue en los servicios de inteligencia pero desde una empresa privada.Destaca los avances de las nuevas tecnologías y pone como ejemplo que con una simple aplicación móvil en tu teléfono “puedes quedar pinchado” sin necesidad de maletines u otro tipo de  aparatos a la vieja usanza.“Hay muchos espías que están detrás de la pantalla de un ordenador” apunta.


Escucha la entrevista con David R. Vidal



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Fotos- Autor/ La Sexta


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